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04. Extraños Inquilinos, Ocultos bajo el Suelo y Amantes de la Arena. Extraños Inquilinos Algunas de las especies que viven en un jardín se han adaptado perfectamente a nuestra presencia. En algunos casos esta adaptación es tan grande que determinadas especies sólo son capaces de prosperar junto a nosotros. Veremos, en este capítulo, más de una veintena de especies tan interesantes como las avispas alfareras, capaces de construir con barro sofisticadas vasijas donde almacenan alimento para sus crías. O algunas arañas adaptadas a vivir dentro de casa, como la diminuta (Scytodes sp.), capaz de lanzar una saliva pegajosa para atrapar a sus presas. Ocultos bajo el Suelo Pocos lugares del jardín permanecen tan ocultos a nuestras miradas como el subsuelo. Podríamos pensar que aquí, bajo la superficie del suelo, no hay nada más que raíces y piedras. Sin embargo, algunos pequeños mamíferos y numerosos insectos escogen este oscuro, húmedo y tibio enclave para vivir ocultos bajo el suelo. A lo largo de este capítulo podemos comprobar cómo algunos animales son capaces de obtener todo lo necesario para sobrevivir en estas condiciones desarrollando adaptaciones muy curiosas como en el caso de un extraño insecto, el grillotopo. Amantes de la Arena Una superficie de arena desnuda y sin vegetación, donde el sol cae implacable y en la que parece no haber vida, puede ser el lugar escogido por una extraordinaria comunidad de especies animales. Son los amantes de la arena. Las avispas son uno de los insectos más característicos de este ambiente. Aparecen también, en este episodio, insectos tan curiosos como la hormiga león o el gusano león capaces de construir ingeniosas trampas aprovechando precisamente las propiedades de desmoronamiento de la arena.

TÍTULO ORIGINAL: EL JARDIN VIVIENTE

AÑO: 2003

DISTRIBUIDOR: Divisa Home Video

DURACIÓN: 390 min.

PAÍS: España

DIRECTOR: Luis Juan Gonzalez
GUIÓN: Luis Juan Gonzalez
MÚSICA: Antonio López
NATURALISTA: Alejandro González

Esta serie documental realizada en España con el asesoramiento de biólogos adscritos a la Universidad de Murcia constituye una joya del género naturalista. Toda la serie está centrada en ilustrar la vida animal en un espacio tan próximo a nosotros como el jardín. EL JARDÍN VIVIENTE nos revela a lo largo de doce capítulos la vida íntima de un centenar de animalillos, especialmente, insectos y otros invertebrados, pero también de pájaros, anfibios, reptiles y pequeños mamíferos.

EL JARDÍN VIVIENTE constituye la enciclopedia de imágenes más espectaculares a nuestro alcance sobre este microcosmos que aunque cercano a nuestro hábitat es absolutamente desconocido para la mayoría. Con un guión fílmico sorprendente nos adentramos de la mano del macroobjetivo en los espacios minúsculos donde transcurren las inéditas conductas del mundo de los invertebrados y el resto de animales que protagonizan la serie. Con un rigor científico sin parangón, pero con una perspectiva divulgativa, con comentarios incluso cómicos en cada capítulo, nos quedaremos extasiados por la singularidad de los ciclos biológicos de la colección de animales que pueden vivir en un jardín, e incluso dentro de nuestra propia casa.

Uno abre el primer DVD y como sucede habitualmente con muchos documentales pues piensa: "vamos a ver bichos". Aunque en las series documentales las imágenes son en general siempre espectaculares y atrayentes, uno puede caer al final incluso en una cierta modorra por ser más de lo mismo… aves volando, peces saltando, mamíferos corriendo, insectos cazando, etc. Y dado que en la mayoría de los casos se trata de filmaciones realizadas en espacios naturales singulares, estos documentales de naturaleza pueden acabar siendo más un entretenimiento que un espacio formativo. Esto es muy diferente en EL JARDÍN VIVIENTE. Cuando pongamos en marcha el primer DVD vamos a descubrir algo inédito incluso para muchos profesionales del tema.

EL JARDÍN VIVIENTE constituye una excepción en el género documental porque es un ejercicio de introspección zoológica de lo que tenemos más cerca pero captado con una macrofotografía de tal calidad que nuestros ojos nunca lo podrán percibir con el detalle que nos aporta la cámara dirigida con gran habilidad por Luis Juan González. Ver como una mantis prepara su ooteca o nido para sus huevos como si un humano estuviera batiendo la clara de huevo para ponerlo a punto de nieve o el dardo calcáreo que se lanzan los caracoles antes de la cópula son imágenes que dejan sin aliento y permanecerán indelebles en nuestro recuerdo. Uno puede estar tirado en el sofá para mirar un DVD, pero cada capítulo de EL JARDÍN VIVIENTE es una sorpresa que nos sacude por la exquisita belleza e ingenio presente en la Vida. En este sentido, la serie constituye una herramienta pedagógica para que veamos en los “bichos” no unos seres ajenos e incluso abominables sino todo lo contrario.

EL JARDÍN VIVIENTE fue emitido por Televisión Española en el 2003, pero probablemente no contó con el despliegue mediático que merecía una singularidad audiovisual como esta serie. Una serie que supera en calidad técnica, en divulgación ecológica y vistosidad a muchas de las series documentales que nos venden desde las grandes productoras internacionales. Tratándose de un producto hecho en nuestro país, esta sí que es una serie para que estuviera en todas las escuelas del país. Pero la escasa educación o sensibilización ecológica respecto al mundo de los invertebrados proyecta una larga sombra. Sólo hay que ver como se promocionan los “bichos”. La Vanguardia, por ejemplo, que se jacta de ser un periódico progresista, lanzó a finales de Enero 2008 un coleccionable titulado Bichos en forma de un insectario de unos 40 invertebrados de todo el mundo a base de ejemplares muertos encapsulados en una resina plástica. Aunque advierten que todos los bichos que distribuirán han sido criados en granjas, sorprende que se quiera captar la atención para la conservación de los animales más pequeños con especies autóctonas, sin vida y convertidas en un simple objeto de consumo que con el tiempo acabarán en la basura porque carecen de interés más allá de lo vistoso.

EL JARDÍN VIVIENTE es todo lo contrario, es una enciclopedia visual, viva y emotiva. Es una serie llena de animalillos vivos, graciosos incluso, filmados desde un ángulo sensible para mostrarnos su rostro más increíble y en imágenes de una calidad inigualable. Cada capítulo de 30 minutos profundiza sobre los aspectos más fascinantes de la vida de los invertebrados sin caer en la especialización y, sobretodo, cada historia consigue abrirnos los ojos sobre la necesidad de la conservación de los protagonistas que nos muestra. Este mundo que yace entre la hierba de nuestro jardín, en sus paredes, en el estanque cercano, o en el subsuelo, está lleno de animalillos: conociéndolos, podemos apreciar mejor como convivir con ellos.

A lo largo de esta serie se estudian más de un centenar de especies tanto de vertebrados como invertebrados, describiendo con imágenes totalmente inéditas sus extraordinarias vidas. La serie EL JARDÍN VIVIENTE está estructurada en 13 capítulos de media hora de duración cada una (el primero de ellos es un resumen de toda la serie) cada uno de los cuales se encuadra en otros tantos ambientes o hábitats que, con frecuencia, configuran la topografía típica de cualquier jardín.

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